Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco
Simón
Bolívar, (Caracas, 24 de julio de 1783 — Santa Marta, República de Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político venezolano de la época pre-republicana de la Capitanía General de Venezuela;
fundador de la Gran Colombia y una de las figuras más
destacadas de la emancipación americana frente al Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la
independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
En 1813
le fue concedido el título honorífico de Libertador por el
Cabildo de Mérida en Venezuela que,
tras serle ratificado en Caracas ese mismo año, quedó asociado a su
nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que
llegó a afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una carta dirigida al
general Francisco de Paula Santander
en 1825.
Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran
confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente. Bolívar es considerado por
sus acciones e ideas el "Hombre
de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que
dejó un legado político en diversos países latinoamericanos, algunos de los
cuales le han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido
honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques,
plazas. Así mismo, sus ideas y posturas política-sociales dieron origen a una
corriente o postura llamada Bolivarianismo.
Su padre, Juan Vicente Bolívar y Ponte Andrade y su madre María de la
Concepción Palacios y Blanco, pertenecían a la aristocracia
caraqueña y cuando se casaron en el año 1773
había una gran diferencia de edad entre ambos cónyuges. Juan Vicente tenía 47
años en ese momento y Concepción 15 años. Tuvieron cuatro hijos más, tres de
ellos mayores que Simón y una menor, cuyos nombres fueron María Antonia, Juana
Nepomucena, Juan Vicente y María del Carmen (ésta última murió a los pocos días
de nacida).
La familia Bolívar provenía de
una población llamada La Puebla de Bolívar
en Vizcaya (País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina, y ya desde los inicios de la colonia sus miembros
realizaron acciones destacadas en Venezuela.
El primero de los Bolívar en
arribar a Venezuela fue Simón de Bolívar el cual, junto con su hijo, llegó a Caracas, treinta años después de la fundación de la ciudad,
hacia 1589 y por tener el mismo nombre se les distinguió como Simón
de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.
Bolívar el Viejo se destacó como
Contador Real, por privilegio especial del rey Felipe II, quien en el
título de nombramiento le reitera su amplia confianza como velador de la Real
Hacienda, cargo que ejerció tanto él como su hijo, en Margarita y Caracas.
Fue además Procurador General de las
ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo ante la Corte española entre 1590
y 1593, para informar al rey Felipe sobre el estado de la
provincia y pedirle ciertas mejoras, exenciones de impuestos y privilegios que
facilitaran el desarrollo de la misma.
Entre sus logros para Caracas está el haber gestionado en el Consejo de Indias la concesión real del escudo que aún
conserva, junto con el título de "Muy
noble y leal ciudad".
Con el tiempo los Bolívar se
unieron en matrimonio con las familias de los primeros pobladores de Venezuela y alcanzaron rangos y distinciones tales como las de
Regidor, Alférez Real y algunos gestionaron los títulos nobiliarios de Marqués de Bolívar y Vizconde de Cocorote, asociado con la
cesión de las Minas de Cocorote y la facultad de administrar el señorío de Aroa,
conocido por la riqueza de sus minas de cobre
(estos títulos sin embargo no llegaron a concederse).
En cuanto a la familia Palacios,
éstos eran oriundos de la zona de Miranda de Ebro, actual provincia de Burgos, en España. El primero de los Palacios en llegar a Venezuela fue José Palacios de
Aguirre y Ariztía Sojo y Ortiz de Zárate,
natural de Miranda de Ebro en 1647, que falleció en Caracas en 1703. El resto de los descendientes se unieron
en matrimonio con otras familias aristócratas y alcanzaron los puestos de alcalde,
regidor, procurador. Dos generaciones después de José Palacios nacería María de la
Concepción Palacios de
Aguirre y Ariztía Sojo y Blanco, hija de Feliciano
Palacios de Aguirre y Ariztía Sojo y Gil de Arriata y de Francisca Blanco de
Herrera, descendiente de algunas familias canarias establecidas en Venezuela.
Ella fue la madre de Simón Bolívar.
Las referencias que dejó Bolívar
en su correspondencia hacen suponer que su infancia fue dichosa, feliz, segura,
rodeada de sólidos afectos y gratos recuerdos con parientes destacados e
influyentes dentro de un ambiente aristocrático y en general, dentro de un
ambiente que le brindó equilibrio emocional, cariño y afecto.
En este sentido existen algunas
anécdotas que se popularizaron en Venezuela que presentaban a Bolívar como un
niño turbulento debido a que los escritores románticos consideraron
indispensable atribuirle una niñez indómita creyendo, según la moda de la
época, que no podía salir un hombre excepcional de un niño normal pero se ha
demostrado que esas anécdotas fueron inventadas e introducidas en los relatos
de Historia por Arístides Rojas, considerado un excelente narrador pero que usó
a menudo su imaginación a falta de documentos que demostraran la veracidad de
sus relatos.
Simón, de la estirpe vasca de los
Bolibarjauregui, nació en la noche del 24 al 25 de julio7 de 1783 en una casa solariega
ubicada en la Plaza San Jacinto de Caracas.
Fue bautizado el 30 de julio de 1783,
en la Catedral de Caracas, con
los nombres de Simón José Antonio de la
Santísima Trinidad de la Concepción, por el doctor Juan Félix Jerez
Aristeguieta, su primo hermano quien, de acuerdo con don Juan Vicente, padre
del niño, le puso el nombre de Simón.
En enero de 1786,
cuando Simón contaba dos años de edad, su padre murió de tuberculosis, y así doña Concepción quedó como cabeza de
familia, velando eficientemente por los intereses de la familia hasta su
muerte.
Sin embargo, las
responsabilidades hicieron que su salud, también enferma de tuberculosis,
decayera rápidamente y, según la opinión de médicos historiadores, es posible
que ya entonces Bolívar sufriera la primo-infección
tuberculosa con un tipo de tuberculosis que pasa inadvertida mientras
las defensas corporales son favorables.
Concepción murió el 6 de julio de 1792, cuando Simón tenía nueve años, pero
tomando la precaución de hacer un testamento en el que dispuso quién debería
hacerse cargo de sus hijos.
Los hermanos Bolívar pasaron
entonces a la custodia de su abuelo, don Feliciano Palacios, que cuando asumió
el papel de tutor se sentía tan enfermo que empezó a preparar también su
testamento para designar un sustituto como tutor de sus nietos y decidió pedir
opinión a éstos para respetar su voluntad.
Simón fue confiado a su tío don Esteban Palacios
y Blanco, pero como éste se encontraba en España permaneció bajó la custodia de don Carlos Palacios
y Blanco, otro de sus tíos, que por lo visto era un hombre con el
que no se llevaba bien y que era tosco, de carácter duro, mentalidad estrecha,
que se ausentaba frecuentemente de Caracas para atender sus propiedades y que por lo tanto solía
dejar a su sobrino atendido por la servidumbre y asistiendo por su cuenta a la
Escuela Pública de Caracas.
El desempeño escolar de Bolívar
no fue muy brillante como alumno de la Escuela Pública, institución
administrada por el Cabildo de Caracas que funcionaba de forma deficiente
debido a la carencia de recursos y organización.
En aquel entonces, Simón Rodríguez era
maestro de Bolívar en esta escuela y don Carlos,
pensaba enviarle a vivir con él porque no podía atenderlo personalmente y las
protestas de su sobrina María Antonia sobre la educación y atenciones que
recibía su hermano eran frecuentes.
Ante la perspectiva de vivir con
su maestro, Simón escapó de la casa de su tío el 23 de julio de 1795, para refugiarse en la de su hermana María
Antonia, que ejerció su custodia temporal, hasta que se resolvió el litigio
judicial en la Real Audiencia de Caracas
que devolvió a don Carlos,
la custodia de Simón.
Simón trató de resistirse pero
fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un
esclavo hasta la vivienda de su maestro.
Una vez allí, las condiciones en
las que vivía con el maestro Rodríguez no eran las
ideales, pues tenía que compartir el espacio con 20 personas en una casa no
apta para ello, y por esto Simón escapó de allí un par de veces en las que
terminó volviendo por orden de los tribunales.
Al poco tiempo, Rodríguez renunció a su
cargo de maestro para irse a Europa y la Real Audiencia de Caracas
determinó que Simón fuera trasladado a la Academia de Matemáticas, dirigida por
el padre Andújar y que funcionaba en casa de su tío Carlos.
Al parecer, en esta academia la
formación de Bolívar mejoró notablemente en calidad y cantidad, y fue
complementada con lecciones de Historia y Cosmografía impartidas por don Andrés Bello hasta su ingreso en el Batallón de Milicias de blancos de los Valles de Aragua el 14 de enero de 1797.
Existe la falsa idea de que entre
1793 y 1795, está inscrito al Colegio Real de Sorèze en el Sur de Francia, en
el departamento del Tarn.
Bolívar fue enviado a España a los 15 años para continuar sus estudios. En Madrid
en 1800 conoció a la joven María Teresa
Rodríguez del Toro y Alaiza Él sólo tenía 17 años de edad y ella 20.
En agosto de 1800 María Teresa aceptó el noviazgo con Simón Bolívar. Bolívar de
19 años y María Teresa de 21, contraen matrimonio el 26 de mayo de 1802, en el Teatrillo del Palacio del Duque de
Frías, donde funcionaba la primitiva Iglesia Parroquial de San José.
Al cabo de unos 20 días se trasladan a La Coruña.
El 15 de junio de 1802 partieron los recién casados hacia
Caracas, desembarcando el 12 de julio en La Guaira. Después de una corta estadía en Caracas se
trasladaron a la "Casa Grande" del ingenio Bolívar en San Mateo.
María Teresa enfermó poco después de "fiebres malignas", hoy día
identificadas indistintamente como fiebre amarilla o paludismo, el matrimonio regresó a Caracas a su Casa del
Vínculo, donde ella murió el 22 de enero de 1803
María Teresa del Toro y Alayza muere en Caracas. El joven Bolívar se dedicó a viajar, transido de
dolor, para mitigar la pena que le causó el fallecimiento de su esposa. Es en
este estado de ánimo cuando jura que no volverá a casarse jamás.
En el mismo año de la muerte de
su esposa viajó a París, donde se dedicó junto a su antiguo
maestro Simón Rodríguez a la lectura de los clásicos y a ilustrarse en diversos
campos del saber universal. Viajó luego por Italia
en compañía de Rodríguez y el 15 de agosto de 1805 en el Monte Sacro de Roma juró libertar a su patria. Regresó a
Venezuela en 1806 y a la vez que administraba los negocios familiares se
unió esfuerzos a la causa revolucionaria.
A lo largo de 1808,
las presiones de Napoleón desencadenaron una serie de acontecimientos que
empeoraron aún más la ya comprometida situación española, el rey Carlos IV de España abdicó
el trono a favor de su hijo Fernando el 19 de marzo de 1808 después de los sucesos del Motín de Aranjuez, y más
tarde, el 5 de mayo de 1808 se terminó de consumar el desastre para
España cuando Carlos IV y su hijo fueron obligados a ceder el trono a Napoleón
en Bayona para designar a su
hermano, José, como nuevo Rey de
España. Esto provocó una gran reacción popular en España que desencadenó lo que hoy se conoce como la Guerra de la
Independencia Española y tanto en América como en España, se formaron juntas regionales que
fomentaron la lucha contra los invasores franceses para restablecer en el trono
al monarca legítimo.
Sin embargo, en las juntas
americanas sólo se hablaba con entusiasmo de la Junta popular de Cádiz y muchas de ellas eran vistas con recelo por las
autoridades españolas, que las suponían sospechosas de ser favorables a los
franceses y que no se habían olvidado de acciones como la de Antonio Nariño en Bogotá, que había publicado una obra sobre Los Derechos del hombre, el
movimiento de Juan Picornell, la Conspiración
de Manuel Gual y José María España, o de las fracasadas expediciones militares de Francisco de Miranda en Venezuela.
Pero también consideraban que
estas juntas tenían derecho de imitar a sus análogas de la Península ya que los
dominios españoles eran considerados una parte esencial e integrante de España cuyos territorios no eran considerados como simples
colonias propiamente.
Con el tiempo se fueron formando
dos bandos bien diferenciados como resultado de los debates políticos y la
inestabilidad internacional: el de los realistas, que
querían continuar bajo la dependencia directa del monarca español, liderado por
Juan de Casas; y el de los patriotas, partidarios de
constituir una Junta de gobierno con una
autonomía plena similar a la de las Juntas provinciales en España, pero sin
mantener más lazos con la metrópoli diferentes a un reconocimiento formal de Fernando VII como
soberano, queriendo imitar así el ejemplo del Brasil
regido desde Braganza, con autonomía de Portugal.
Así a mediados del año 1807,
cuando Bolívar volvió a Caracas se encontró con una ciudad inmersa
en un ambiente de gran agitación social y política que era gobernada por
personajes interinos bajo la supervisión de un regio Regente visitador visto
con malos ojos por la colectividad caraqueña, llamado Joaquín de Mosquera y Figueroa.
Éste era un ambiente poco
propicio para enfrentar situaciones de crisis y fue una circunstancia que ayudó
a precipitar los acontecimientos a favor de la Independencia.
Bolívar había vuelto a Caracas
absolutamente convencido de la imperiosa necesidad de independencia para
América y trató de convencer a sus parientes y amigos de que ésta era la mejor
opción pero, salvo la excepción de su hermano Juan Vicente, no
pudo hacerlo fácilmente debido a que las noticias de Europa
llegaban muy tarde y con pocos detalles, por lo que el público se enteraba de
las acontecimientos sólo de una forma general e inexacta y esto limitaba su
capacidad para evaluar la situación.
Pero las cosas cambiaron
repentinamente en pocos días, tras una serie de acontecimientos
que causaron una conmoción general en Caracas. A principios de julio de 1808,
el Gobernador encargado de Caracas, Juan de Casas, recibió dos ejemplares del
diario londinense The Times que el Gobernador de Trinidad remitió antes al de Cumaná y que relataban la noticia de la abdicación del trono
de España en favor de Napoleón.
Las autoridades trataron de
mantener la noticia en secreto para evitar la alarma social pero la llegada del
bergantín francés Le Serpent al
puerto de La Guaira el 15 de julio de 1808
con varios comisionados enviados por Napoleón para confirmar la noticia
hicieron fracasar el plan.
Un oficial francés se presentó
ante el Gobernador Casas con documentación oficial confirmando las malas
noticias de The Times, y
mientras en la Gobernación deliberaban sobre la situación, la población empezó
a alarmarse por la aparatosa llegada de los franceses, divulgando profusamente
la noticia de la desaparición de la monarquía tradicional en periódicos y otras
publicaciones.
La reacción popular fue de
malestar e indignación y la situación empeoró cuando un capitán de fragata
inglés llamado Beaver desembarcó poco después del Alcasta en La Guaira, tras perseguir al Le Serpent sin poder apresarlo, para informar al Gobernador
Casas y a la población que la lucha en España para rechazar a los franceses continuaba y que Napoleón no tenía la situación dominada.
Entonces surgió un proceso
político extraño entre el Gobernador, La Audiencia y el Cabildo que terminó de socavar el orden colonial vigente y
esto hizo que la conmoción en la sociedad caraqueña se orientó en dos
direcciones, una representada por Bolívar que quería proclamar la
Independencia; y otra representada por otros criollos que querían mantener la fidelidad a Fernando VII.
Así, el 11 de enero de 1809 llegaron a Caracas unos despachos
oficiales que anunciaban la creación de la Junta Central de España e Indias
que terminó instalándose en Sevilla en abril de 1809
y poco después, el 14 de enero de 1809
llegó a Venezuela el Mariscal de campo Vicente Emparan en calidad de Capitán general de Venezuela y
Gobernador de Caracas.
Su llegada dio una nueva
perspectiva a la situación política ya que empezaron a circular rumores que lo
relacionaban como partidario de los franceses, por lo que fue acusado de querer
confundir a la población.
En el panorama de incertidumbre
reinante, el 19 de abril de 1810,
los miembros del Cabildo de Caracas
decidieron constituir una Junta Conservadora de los Derechos de
Fernando VII en un acto que termina con la firma del Acta de Independencia y constitución de la Primera República el
5 de julio de 1811. Con la revuelta del 19 de abril de
1810 se obligó al entonces Capitán general de Venezuela, Vicente Emparan, a ceder sus poderes a esta Junta y trajo como
resultado la expulsión de los funcionarios españoles de sus puestos para
embarcarlos rumbo a España.
Poco después, tras enterarse de
los hechos, la Regencia dispuso el bloqueo de las costas de Venezuela pero ya
era tarde, desde entonces el proceso independentista sería imparable, y el
ejemplo de Caracas fue seguido por el resto de las juntas americanas.
El nuevo sistema de gobierno
empezó a crear nuevas perspectivas en todos los sentidos. Las noticias de lo
sucedido en Caracas llegaron hasta el Almirante Alexander Cochrane,
comandante de las Fuerzas Navales Británicas del Caribe, que procedió a
despachar noticias de lo sucedido a Londres y poner a disposición de la Junta
de Caracas la corbeta Wellington
para que llevara hasta Londres una delegación si así lo querían.
Así, Bolívar fue enviado a Inglaterra con el grado de Coronel junto con Andrés Bello y Luis López Méndez en una
misión diplomática con instrucciones de solicitar apoyo británico a la Junta en
nombre del rey Fernando VII de España
aprovechando la circunstancia de que España y Gran Bretaña eran ahora naciones aliadas que habían dejado de
lado sus históricas diferencias ante el peligro común que representaba Napoleón.
La misión diplomática llegó a Londres en un momento político delicado ya que entonces Gran Bretaña estaba dando una costosa ayuda militar a España y la negativa venezolana de aceptar la autoridad del
Consejo de Regencia español resultaba inconveniente en esos momentos.
Sin embargo, Lord Wellesley
consideró conveniente recibir a la delegación en su casa particular, Apsley House, por temor a que sus miembros recurrieran
a Napoleón en busca de apoyo y así aprovechar la ocasión para
averiguar las pretensiones venezolanas.
La postura británica fue muy
clara desde el principio dando a entender a la delegación que en esos momentos
el apoyo político a Venezuela era imposible y en un intento de
presionar a España para que les dejase comerciar libremente con sus
colonias, los británicos trataron de desviar las negociaciones hacia acuerdos
comerciales más acordes con sus intereses.
A pesar de que no se cumplieron
todos los objetivos de la delegación, se lograron algunos compromisos
importantes gracias a la presencia de Francisco de Miranda en Londres, con quien Bolívar empezó a mantener contactos que
fomentaron una participación discreta de este mediante sus contactos personales
en las negociaciones.
Así Bolívar logró la secreta
connivencia inglesa, la apertura del comercio, y la posibilidad de que
Inglaterra ejerciera presiones sobre España para favorecer los intereses
venezolanos.
Después de convenir con los
ingleses la permanencia de un representante en Londres, Bolívar embarcó en la corbeta Shaphire y llegó a La Guaira el 5 de diciembre de 1810.
Una vez en Venezuela empezó a hacer gestiones para promover el regreso de
Miranda, que como
resultado de estas gestiones, llegó a Venezuela en el bergantín inglés Avon el 10 de diciembre de 1810 ante una fría recepción oficial por parte
de la Junta Suprema, que poco
después lo nombró Teniente General.
Miranda pronto empezó a
tener conflictos con el Jefe Militar del Gobierno, el Marqués del Toro,
por su incapacidad para controlar la rebelión realista de Coro y mientras tanto, las circunstancias políticas habían
favorecido la aparición en Caracas de organizaciones como la Sociedad Patriótica,
que era una especie de asociación independentista que funcionaba como foro de
debate político que divulgaba sus conclusiones en una publicación propia titulada
El Patriota de Venezuela.
Bolívar fue un miembro importante
de esta asociación que estuvo muy implicado en las movilizaciones posteriores
ocurridas el 5 de julio de 1811
para ratificar la Declaración de Independencia, y que defendió posturas opuestas
a la Constitución del 21 de diciembre de 1811 al considerar que era una copia literal de
la que regía en los Estados Unidos que no se
adaptaba a la realidad del momento en Venezuela.
El 13 de agosto de 1811, fuerzas comandadas por Miranda, lograron una
victoria en Valencia, contra los
rebeldes de dicha ciudad que pretendían recuperar privilegios de su antigua
capitalidad y es en esta acción donde Bolívar empezó propiamente su carrera
militar al dirigir un ataque a un puesto fortificado que fue su bautismo de
fuego y su primera acción distinguida. Así, Miranda lo propuso para el
rango de Coronel y le envió a informar de la victoria al Gobierno de Caracas.
Poco después, Bolívar empezó a
levantar la moral en los Valles de Aragua por iniciativa propia por lo que el
general Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas militares
republicanas, lo persuadió de que aceptara el rango de Teniente Coronel en el
Estado Mayor y lo nombró Jefe militar de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Venezuela.
Dicha plaza era entonces un punto
militar clave por sus características coincidentes de puerto, arsenal, prisión
militar y principal punto de apoyo y control en la zona. Allí permanecían
detenidos los prisioneros de guerra influyentes en el Castillo San Felipe y a la
vez también se encontraba almacenado gran parte del arsenal militar republicano.
A pesar de ser contrario a las
normas de seguridad militar se estaba dando esta situación y aunque Miranda ordenó trasladar a
los prisioneros a otro lugar, el traslado nunca se cumplió y fue uno de los
motivos que unido a la inexperiencia militar de Bolívar propiciaron la caída de
Puerto Cabello.
Los prisioneros lograron tomar
por sorpresa a la guardia y la dominaron gracias a la traición de un oficial al
que sobornaron, se apoderaron del Castillo San Felipe y comenzaron a bombardear
Puerto Cabello.
Bolívar trató de recuperar la
guarnición durante seis días de combate con las fuerzas que pudo controlar y
que al parecer no superaban los cuarenta efectivos pero la situación le era muy
desfavorable; no se podía cañonear el castillo por el reducido alcance de la artillería
y la ciudad empezaba a ser atacada por las fuerzas del Capitán Domingo Monteverde y tras
lanzar un desesperado ataque frontal sobre el castillo que fracasó, Bolívar
decidió abandonar la plaza por vía marítima, logrando escapar a duras penas.
Este acontecimiento, unido al
violento terremoto del 26 de marzo de
1812, inclinó la balanza a favor de los realistas y aunque
hubo muchos que creyeron que aún se podía seguir la lucha, Miranda capituló el 26 de julio de 1812 por encargo del Congreso,
en el tratado de La Victoria, que instauró
nuevamente el dominio español sobre Venezuela.
El 30 de julio de 1812, Miranda llegó a La Guaira con la intención de embarcarse en la nave inglesa Sapphire en medio de un ambiente en
el que pocos sabían que las negociaciones con Monteverde por las que muchos
oficiales republicanos se sintieron traicionados se habían iniciado por órdenes
del Congreso y no por deseos de Miranda.
Por ello, cuando Miranda se
hospedaba en casa del coronel Manuel María Casas, comandante de la plaza, se
encontró con un grupo numeroso, en el que se contaban don Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de que se
quedara, por lo menos una noche, en la residencia de Casas.
A las dos de la madrugada,
encontrándose Miranda profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar se introdujeron
en su habitación con cuatro soldados armados, se apoderaron precavidamente de
su espada y su pistola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se
levantara y vistiera, tras lo cual lo engrilletaron y lo entregaron al español
Monteverde.
A cambio de este acto de
traición, el español Francisco-Antonio de Yturbe y Hériz accedería a darle a
Bolívar el salvoconducto que éste le había solicitado para exilarse en el
extranjero, con el especial favor de Monteverde. En esta ocasión, el jefe
español hizo que se viera el acto de haber entregado a Miranda como un servicio
al estado español: Debe satisfacerse
el pedido del coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de
España con la entrega de Miranda.
Bolívar fue autorizado por
Monteverde a trasladarse el 27 de agosto de 1812 a la isla de Curazao, ocupada por los ingleses, en la goleta
española Jesús, María y José
junto con José Félix Ribas, Vicente
Tejera y Manuel Díaz Casado, donde permaneció un corto período.
Después se trasladó a Cartagena de Indias, en Nueva Granada, donde el
proceso independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la formación de
varías Juntas supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama compuso un
manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena,
en el cual hizo un análisis político y militar de las causas que provocaron la
caída de la Primera República de Venezuela
y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer
los mismos errores que Venezuela para no correr la misma suerte.
También en este manifiesto
proponía fórmulas que ayudaran a remediar las divisiones y a promover la unión
de los distintos pueblos de América para lograr el objetivo común, la
Independencia.
Así al poco de llegar, Bolívar
solicitó al gobierno de Cartagena prestar servicio
en sus tropas y le fue concedido el mando de una guarnición de 70 hombres en la
pequeña localidad de Barrancas con la que
empezaría a forjarse su futuro prestigio militar.
Al principio, Bolívar estaba
subordinado a un aventurero francés llamado Pierre Labatut pero, en contra de las órdenes de este, decidió
tomar la iniciativa realizando una campaña para derrotar a las partidas realistas que se
encontraban en las orillas del río Magdalena a la vez que aumentaba el adiestramiento y el
contingente de sus tropas.
Como resultado de esta campaña,
logró liberar varias poblaciones como Tenerife, El Guamal, El Banco, Tamalameque y Puerto Real de Ocaña; logró
derrotar a diversas guerrillas realistas que
operaban en la zona y finalmente ocupó Ocaña.
Ante estos logros, el coronel
Manuel del Castillo, Comandante General de Pamplona, solicitó su
ayuda para detener a los realistas que
amenazaban con entrar desde Venezuela. Para ello, el coronel Bolívar tuvo que
pedir autorización al Gobierno de Cartagena para intervenir
en territorio del Gobierno de las Provincias Unidas.
Cuando se la dieron, llegó hasta
la frontera con Venezuela mediante la Batalla de Cúcuta, acción
en la que atacó el 28 de febrero de 1813
a las fuerzas españolas y le dio méritos suficientes para que el Congreso y el
Gobierno le nombraran ciudadano de la Unión y le concedieran el rango de Brigadier a cargo de la División de Cúcuta.
Desde febrero hasta abril de 1813
tuvo que permanecer en Cúcuta detenido por trabas legales y por
diferencias con Castillo que empezaba a verle con suspicacia ante sus deseos de
avanzar sobre Venezuela. Para entonces, Bolívar disponía de una fuerza eficaz y
rodeado de una brillante oficialidad neogranadina que estaba dispuesta a
seguirlo en una eventual reconquista de Venezuela.
Después de recibir autorización y
recursos de la Nueva Granada, Bolívar
inició una de sus acciones militares más destacadas, la Campaña Admirable.
Al principio, cuando entró desde Cúcuta en febrero de 1813 para iniciar su campaña por los
Andes venezolanos, no encontró resistencia por lo que avanzó hasta Mérida y tomó la ciudad
pacíficamente después de que las autoridades realistas huyeran
ante su inminente llegada. Así, en esta entrada triunfal se le concedió por
primera vez el título de "El Libertador", por decisión del Cabildo de Mérida.
Rápidamente las fuerzas de
Bolívar empezaron a controlar la situación ganando terreno a un enemigo que
huía ante el sorpresivo avance que pilló a los realistas
completamente desprevenidos. Finalmente, Bolívar decidió obligar a pelear a las
fuerzas realistas en Los
Taguanes, un lugar entre Tucupido y Valencia donde les derrotó
y forzó una capitulación que se firmó en La Victoria.
Tras la capitulación española,
Bolívar tuvo entonces el camino libre hacia la capital e hizo una entrada
triunfal en Caracas el 6 de agosto de 1813, donde después de un triunfo
militar en Mosquiteros le nombraron Capitán General y le ratificarían el título
de "El Libertador" que
desde entonces quedó unido a su nombre.
A partir de entonces Bolívar se
concentró en organizar el Estado y dirigir la
guerra en lo que parecía ya su etapa final. La actividad administrativa
desarrollada por Bolívar adquirió grandes dimensiones y organizó el régimen
militar mediante regulaciones, mantuvo el Consulado y creó un nuevo sistema
fiscal, un nuevo mecanismo de administración de justicia, modificó el gobierno
municipal y ofreció la nacionalidad a cuantos extranjeros quisieran colaborar
con la causa republicana.
Igualmente atendió los asuntos
económicos mediante incentivos a la actividad agraria, las exportaciones y la
búsqueda de mano de obra calificada.
Fue entonces cuando apareció en
escena la figura de un Capitán de milicias español llamado José Tomás Boves, famoso
por su valentía, que a principios de 1814, inició operaciones militares en La Puerta con tropas
autóctonas de la región de Los Llanos venezolanos, autorizadas al
saqueo y al pillaje.
Las fuerzas de Bolívar se fueron
debilitando a medida que entraban en combate con Boves y sus llaneros debido a
la falta de recursos materiales y de tropas de relevo para cubrir las bajas
sufridas ante un enemigo que se demostró implacable y que no dudaba en ejecutar
a todos los prisioneros para no tener que mantenerlos.
Ante el aumento de la violencia
del conflicto y la falta de medios para combatir a Bóves y sus llaneros,
Bolívar decidió retirarse con las fuerzas que le quedaban hacia el Oriente
venezolano el 7 de julio de 1814 y unir fuerzas con Santiago Mariño en un esfuerzo común para detener a Boves.
La retirada estratégica de
Bolívar produjo como resultado un éxodo masivo de personas desde Caracas hacia
Oriente en el que murieron muchas personas que intentaron seguir en su retirada
a las fuerzas republicanas por temor a las sanguinarias represalias de Boves.
Debido al acoso que las fuerzas
de Boves practicaban con los refugiados caraqueños en persecución, Bolívar
decidió hacerles frente en Aragua de Barcelona el 17 de agosto de 1814 en un intento de retrasar el avance
realista y lograr salvar al mayor número posible de refugiados. Tras ser
derrotado, Bolívar logró llegar a Cumaná el 25 de agosto de 1814
y unirse a Mariño.
Pero ya para entonces la Segunda República de Venezuela
estaba herida de muerte, los realistas irían
consolidando su dominio por todo el país a los largo de 1814 y sólo el Oriente
venezolano junto a la isla de Margarita
permanecieron en manos republicanas. Sin embargo, el bando republicano se
encontraba entonces dividido en facciones lideradas por diversos caudillos que
dominaban porciones de territorio y rivalizaban entre sí, desde entonces sería
muy difícil para Bolívar coordinar acciones por estos motivos.
Esta situación unida a la
conducta del corsario Giovanni Bianchi, que
intentaba aprovechar la situación en su beneficio, desencadenaron una serie de
acontecimientos que hicieron que Bolívar saliera con Mariño desde Carúpano hacia Cartagena.
Tras los
acontecimientos de Carúpano, Bolívar llegó a Cartagena a finales de 1814
para obtener de nuevo ayuda de la Nueva Granada, que en esos
momentos se encontraba también en una situación difícil que le impidió
desarrollar nuevos proyectos.
Estas circunstancias
y el apoyo que le daba el Gobierno neogranadino hicieron que fuera reconocido
como jefe por todos los venezolanos que se encontraban en Nueva Granada, el 19 de
septiembre de 1814 Bolívar se encuentra con Camilo Torres Tenorio
quien preside el Congreso de las Provincias
Unidas de la Nueva Granada y admitiendo los argumentos de Bolívar y
ante la derrota sufrida por el General Antonio Nariño en la campaña del sur en julio de 1814, encarga
a Bolívar de la conducción de la guerra. El 10 de diciembre Bolívar toma a Santa Fe y obliga así a que Cundinamarca reconozca como autoridad al Congreso de las
Provincias Unidas.
Ante la imposibilidad
de desarrollar algún proyecto decidió abandonar su cargo en la Nueva Granada y partir
hacia Jamaica en el buque La
Decouverte, llegando a la isla el 14 de mayo de 1815 y los pocos meses de estar allí escribió
con fecha del 6 de septiembre de 1815
la Carta de Jamaica, un
documento que tiene múltiples significados por su forma, contenido y características
materiales como texto de reflexión y análisis.
En dicho documento
describe en general la situación de América considerándola como un todo
unitario y empieza a exponer el proyecto ya preconcebido antes por Francisco de Miranda de
crear una gran confederación americana con el nombre de Colombia como una realidad a alcanzar por las nacientes
repúblicas que sería en adelante la base de su proyecto político.
Sin embargo, la
situación de Bolívar en la isla llegó a ser muy tensa ya que se encontraba allí
con escasos medios económicos por lo que se vio obligado a pasar estrecheces y
llegó a sufrir un intento de asesinato del que salió ileso gracias a que por no
poder pagar la pensión donde vivía se vio obligado a mudarse el mismo día del
atentado.
Ante la neutralidad
del Gobierno británico, que no quería comprometerse a darle un apoyo abierto, y
la posibilidad de que los españoles estuvieran intentando asesinarle, Bolívar
consideró necesario trasladarse a otro país más seguro donde pudiera
organizarse una expedición.
En aquella época Haití se había convertido en una república independiente de Francia que daba asilo y respaldaba las causas republicanas en
el continente americano. Por ello Bolívar consideró que Haití era el lugar adecuado para organizar una expedición militar hacia Venezuela con la ayuda del presidente de ese país, el general Alexandre Petion.
El 19 de diciembre de 1815, Bolívar salió de Jamaica para Haití de una manera que él mismo describió como
precipitada y llegó al puerto de Les Cayes el 24 del mismo mes. Cuando Bolívar salió de Jamaica ya tenía resueltos los aspectos fundamentales de la
campaña que tenía en mente y cuyos aspectos requerían un análisis cuidadoso ya
que implicaban conseguir respaldo político, ayuda financiera y colaboración
técnica, naval y militar.
Allí con la ayuda
encubierta del Gobierno haitiano y del experimentado Almirante Luis Brión, Bolívar logró organizar una expedición marítima
conocida como la Expedición de los Cayos
que salió el 23 de marzo de 1816
con rumbo a la isla de Margarita, desde
donde empezaría de nuevo sus operaciones militares.
La expedición, con
más de mil hombres, retrasó su partida seis días porque Bolívar esperaba a que
se le uniese su amante Josefina Machado, que venía de la isla de Santo Tomás.
Como Brión presionó para continuar, partieron los barcos. Al llegar al sur de
la Hispaniola un barco mensajero alcanzó el navío de Bolívar y comunicó que
Machado y su familia habían llegado a Les Cayes, por lo que Bolívar le pidió a Brión que se
detuviesen de nuevo y enviase una fragada a recogerlas. Los oficiales
británicos y alemanes protestaron y amenazaron con abandonar la expedición, que
era tomada tan a la ligera, pero Brión los convenció de que continuasen.
Después del fracaso de la Segunda República de Venezuela
y su corta permanencia en Nueva Granada como
comandante militar, Bolívar se vio obligado a reflexionar sobre la causa de los
fracasos previos, la situación internacional y la forma de lograr la
independencia de forma duradera.
Sus reflexiones le llevaron a la
conclusión de que para alcanzar la independencia definitiva se debía derrotar
totalmente a los españoles para impedir que realizaran acciones de reconquista
pero esto no sería suficiente, los esfuerzos descoordinados y dispersos de los
caudillos regionales a lo largo de América debían ser unificados bajo un mandato único y como
garantía de una independencia permanente se debía crear una república grande y
fuerte para poder desafiar las pretensiones de cualquier potencia imperial.
La idea de crear una nación
semejante hizo que Bolívar tuviera un objetivo político mucho más amplio y esto
en definitiva le movió a actuar de una manera diferente a las anteriores.
Ya en la isla de Jamaica, Bolívar había expuesto la idea de conformar a Colombia como un país que debía hacerse realidad. Concluyó que
para convertir la idea de Colombia en una nación viable y creíble hacía falta
crear un gobierno centralizado capaz de coordinar las acciones necesarias para
resguardar las fronteras y aglutinar a los distintos pueblos de la América
Hispana como garantía de la independencia.
Aunque el proyecto de Colombia
como nación lo idealizó en realidad Francisco de Miranda
durante sus acciones precursoras, fue Bolívar quien tuvo el mérito de rescatar
este proyecto del baúl de los recuerdos de sus primeros contactos con El
Precursor en Londres y de llevarlo a cabo contra viento y marea hasta su
muerte.
Para garantizar la libertad de
aquella Colombia, Bolívar consideraba vital conseguir cuanto antes el control
sobre Venezuela para impedir que los españoles la utilizaran como puesto de avanzada
en tierra firme para sus campañas de reconquista por lo que decidió emprender
esta tarea como algo prioritario.
Así desembarcó en la isla de Margarita a mediados de 1816 decidido a lograr desde
el principio el reconocimiento de su liderazgo y después de obtener un éxito
inicial con el líder local Juan Bautista Arismendi
preparó la campaña para liberar el continente.
El 16 de julio de 1816 Bolívar
desembarcó en Ocumare de la Costa y
emitió una proclama en la que cambiaba su decreto a muerte. En la misma
declaraba que los "españoles europeos" no serían matados salvo que
estuvieran combatiendo. Allí declaraba que su armada iba a liberar a toda Venezuela.
Contaba con 650 soldados, de los que 300 jamás había estado en combate. Bolívar
consiguió alistar a unos doscientos negros, pero la mayoría de la población
huyó. Entonces procedió a marchar en dirección a Valencia con el fin de
establecer desde allí una conexión con los combatientes que se hallaban en los
Llanos. Las fuerzas bajo Morales se dirigieron a Valencia y de allí hacia los
cerros que llevaban a Ocumare. Después de una corta escaramuza, huyó Bolívar
hacia Ocumare y de allí a Bonaire. Al llegar Brión a Bonaire, le recriminó a
Bolívar que hubiera abandonado Ocumare de esa manera y le ordenó ir a Cumaná.
Brión partió a Margarita para reparar varios barcos y Bolívar desembarcó de
nuevo en Cumaná. Allí Santiago Mariño y Manuel Piar le recriminaron igualmente la huida de Ocumare y
lo amenazaron con llevarlo a una corte marcial y fusilarlo. De acuerdo a Ducoudray
Holstein, Bolívar se convirtió en acérrimo enemigo de Piar desde
aquel entonces. Con el fin de evitar más encuentros problemáticos con oficiales
revolucionarios, decidió partir de nuevo hacia Haití.
A medida que pasaba el tiempo
Bolívar tuvo que lidiar con personajes que habían ganado su generalato a través
de la acción pero que por el tipo de guerra que se hacía en ese momento
acabaron aceptando la Jefatura Suprema de Bolívar como un mal necesario para
poder derrotar a los españoles hasta que a la larga su liderazgo fue
indiscutido. Con unos 300 hombres se enfrentó a las tropas de Bolívar.
A partir de 1817 se desarrolló un
conflicto de poder entre Manuel Piar, que había liderado la
conquista de Guayana, y Simón Bolívar. Piar había derrotado a Morales en El
Juncal a finales de 1816 y había tomado Angostura en abril de 1817. Simón
Bolívar realizó un consejo de guerra 24 de julio de 1817 para que se
reconociese su liderazgo. Bolívar escribió un pronunciamiento contra Piar en
agosto. Sedeño fue mandado a aprehenderlo. Acusado de querer eliminar a Bolívar
y establecer una pardocracia,
Piar fue fusilado el 16 de octubre de 1817. Con ello, Bolívar quedó claramente
como jefe de las fuerzas independentistas en Venezuela.
La consolidación del liderazgo
supremo facilitó el control del oriente venezolano y la instalación de Bolívar
en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), que trajo consigo el inevitable y largo
enfrentamiento con las fuerzas expedicionarias del general español Pablo Morillo y la organización de los mecanismos elementales
para que el gobierno pudiese funcionar.
Para entonces el Ejército español ya se
encontraba muy desgastado después de la larga campaña de reconquista realizada
a lo largo de América y aunque el general Morillo era un
comandante militar muy capaz que intentó por todos los medios paliar la
situación no pudo evitar que sus tropas iniciaran un lento pero inevitable
declive debido a la falta de recursos y de refuerzos para cubrir las bajas que
sufrían.
Ya en 1818, la situación del ejército español en Venezuela se hizo insostenible y Morillo se vio obligado a retirar algunas de sus fuerzas de la Nueva Granada para intentar contener a Bolívar. Para entonces la situación política y militar era lo bastante buena como para pensar en la organización de un Estado y así fue como se instaló hacia el año 1819 el Supremo Congreso de la República en Angostura.
A partir del año 1818
la situación se decantó definitivamente a favor de los patriotas y desde
entonces prácticamente su avance por el continente se hizo imparable y, lo que
permitió que Bolívar, desde Venezuela y Francisco de Paula Santander,
desde Nueva Granada empezaran a coordinar acciones conjuntas desde sus áreas de
influencia que fomentaran una unidad militar.
Para entonces existía
en Nueva Granada un
importante foco de resistencia revolucionaria contra las tropas de Morillo en
los llanos de Casanare, zona contigua a los llanos de Apure
y del Arauca, donde algunos de
los revolucionarios neogranadinos más comprometidos se retiraron para resistir
la violencia de la Contrarrevolución del comandante militar Sámano como
baluarte patriota al mando de Santander, a quien Bolívar ascendió al grado de
Brigadier y lo nombró Comandante militar de la División de vanguardia.
Ambos habían
elaborado un plan en el que Santander debía preparar la provincia de Casanare, unificar a los guerrilleros del sur y dar informes a
Bolívar sobre las tropas españolas para iniciar la invasión de la Nueva Granada.
Junto con los
preparativos militares también se realizaban acciones políticas importantes. El
21 de enero de 1819 llegaron a Angostura dos buques
británicos, el Perseverance y
el Tartare con un cuerpo de
voluntarios que fue conocido como la Legión Británica
para apoyar a Bolívar y el 15 de febrero de 1819,
el Libertador reunió el Congreso de Angostura,
acontecimiento en el que pronunció una de sus mejores composiciones políticas,
el Discurso de Angostura, en
el que hacía un análisis crítico de la situación, exponía el rumbo a seguir
para fundar la república y anunciaba el proyecto de la Constitución de Cúcuta que
fue promulgada en el Congreso de Cúcuta en 1821.
El resultado de este
Congreso fue el nacimiento oficial de la República de Colombia, conocida como
la Gran Colombia, mediante la promulgación de la Ley Fundamental de Colombia y cuya
extensión abarcó en ese momento los territorios de la Nueva Granada y Venezuela que se dividen políticamente en tres departamentos: Cundinamarca (Bogotá), Venezuela (Caracas) y Quito (Quito).
También el Congreso
proclamó, en diciembre de 1821, a Bolívar Presidente de la República y a Francisco de Paula Santander
como Vicepresidente de forma que las Repúblicas de Venezuela y la Nueva Granada
quedan desde este día reunidas en una sola bajo el título glorioso de República
de Colombia.
Mientras tanto,
Bolívar seguía preparando la invasión militar de Nueva Granada tratando de
mantener los detalles de la campaña en secreto por lo que su duración,
características, fecha de inicio y alcance eran datos desconocidos, lo cual
contribuía a aumentar el factor sorpresa y la imprevisibilidad del ataque.
Morillo estaba al corriente de la llegada de la Legión
Británica a Angostura bajo el mando de
James Rooke e intuyó que el siguiente paso lógico de Bolívar
sería unir fuerzas con José Antonio Páez,
destacado líder rebelde de Los Llanos, por lo que tras analizar la
situación decidió atacar el principal reducto rebelde neogranadino en Casanare con tropas al mando del coronel José María Barreiro
que fueron hostigadas constantemente por las tropas del General Santander mediante
tácticas de guerrilla que fueron desgastando a las fuerzas de la Tercera División española.
La llegada de la
época de lluvias hizo los caminos intransitables y las operaciones militares
difíciles por lo que los españoles decidieron replegarse ante la lógica de que
el enemigo haría lo mismo.
Sin embargo, el desarrollo
de los acontecimientos hacían presentir lo peor al General Morillo ya que su Ejército expedicionario, exhausto y sin
recibír refuerzos desde hacía mucho tiempo, estaba combatiendo contra fuerzas
militares eficaces de las que se desconocía su capacidad real.
Es entonces cuando Bolívar
realizó una de sus hazañas militares más destacadas, el Paso de los Andes, que realizó en una estación poco propicia y
que se consideraba imposible con los medios de la época. El difícil avance de
las tropas patriotas se produjo a través del Páramo de Pisba, hasta dar alcance a los realistas el 25 de julio de 1819 en la Batalla del Pantano de Vargas,
en la cual la tropa realista finalmente huyó, situación que le permitió a los
patriotas llegar a la ciudad de Tunja el día 4 de agosto.
Allí se reúne con las tropas
patriotas que estaban bajo el mando de Santander en la
población de Tame (actualmente ubicada en el
departamento de Arauca), en donde comienza
la campaña libertadora de la Nueva Granada.
El ataque de Bolívar logró
sorprender a los españoles que, ante el desastre, intentaron tomar medidas. Barreiro todavía
pensaba que podía controlar la situación pero el estado de sus tropas le
obligaba estar a la defensiva por lo que decidió replegarse hacia la ciudad de Bogotá donde las condiciones le serían mucho más favorables.
El enfrentamiento decisivo con
los realistas se produjo
en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, por medio de la cual se pretendía detener
el avance de las tropas leales comandadas por Barreiro hacia la
ciudad de Bogotá y que resultó en una gran victoria para Bolívar y el
ejército revolucionario.
Cuando
el virrey Sámano quien
conocía como los demás realistas el Decreto de Guerra a Muerte,
se enteró de la derrota, huyó inmediatamente de Bogotá y de esta forma, el
ejército libertador entró triunfante a la capital el día 10 de agosto.
Durante los próximos años la
oposición realista fue completamente eliminada. El 24 de junio de 1821 en la Batalla de Carabobo,
campo cercano a la ciudad
de Valencia, se obtuvo una
victoria decisiva sobre el ejército español que fue completada con la batalla naval
del Lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823 y se liberó definitivamente Venezuela.
Durante su permanencia en Bogotá,
se dieron otros procesos libertarios como el de Guayaquil el 9 de
octubre de 1820 que se llevó a cabo sin la participación de Bolívar, lo cual
incidió para que posteriormente el Libertador optara por ocupar aquella
provincia que se había declarado independiente bajo la presidencia de José Joaquín de Olmedo.
Recién dos años después Simón Bolívar llega a Guayaquil con su ejército,
destituye a la Junta de Gobierno y la anexa a la Gran Colombia.
Después de la victoria de Antonio José de Sucre
sobre las fuerzas españolas en la Batalla de Pichincha el 24 de mayo de 1822 el norte de Sudamérica fue liberada. Con
esa gran victoria Bolívar se preparó para marchar con su ejército y cruzar los
Andes y liberar definitivamente Perú que ya había declarado su independencia el
28 de julio de 1821 luego del desembarco del general José de San Martín en Paracas y la toma de Lima
el 12 de julio.
El 26 de julio de 1822 Bolívar tuvo una conferencia con San Martín
en Guayaquil para discutir la estrategia de liberación del resto de Perú. Nadie sabe qué ocurrió en la secreta reunión entre los
dos héroes sudamericanos, pero San Martín volvió a Argentina, mientras Bolívar se preparó para la lucha contra
los últimos reductos españoles en Sudamérica, en la sierra y el Alto Perú. En 1823 Bolívar fue autorizado por el Congreso de
la Gran Colombia para tomar el mando y en septiembre llegó a Lima cuyo gobierno
le pedía que dirigiera la guerra y se reunió con Sucre para planificar el
ataque. El Congreso peruano le nombró dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar
las intrigas de la nueva república.
El 6 de agosto de 1824 Bolívar y Sucre juntos derrotaron el
ejército español en la Batalla de Junín. A raíz
de esta victoria; el vado guayaquileño José Joaquín de Olmedo le
escribió el poema épico "Victoria de Junín. Canto a Bolívar",
verdadera obra maestra de la poesía de las nacientes naciones suramericanas y
de la gran patria ecuatoriana, y en ella, no sólo se describe la batalla; sino
también Olmedo pone en boca de Huayna Cápac los destinos de la América Libre del yugo
español.
El 9 de diciembre de 1824 Sucre destrozó el último baluarte del Ejército español en la Batalla de Ayacucho,
acabando con el dominio español en Sudamérica.
Militarmente, las guerras
dirigidas por Bolívar no implicaron a un número importante de efectivos, y en
total el ejército expedicionario español nunca sobrepasó tampoco la décima
parte de la cifra de los realistas. Sin
embargo, Bolívar no era un militar profesional en el sentido literal de la
palabra, y mucho menos un teórico de la estrategia. Su formación
militar fue básica, y su instrucción teórica no pasó los límites de las
nociones de disciplina y jerarquía. Su paso por las formaciones militares
coloniales de Venezuela fue breve, y se ha comprobado que nunca estuvo en L'École de Sorèze, ni en ningún otro instituto militar de ninguna
clase.
Sin embargo, la forma en que
desarrolló sus diversas campañas militares y la terminología utilizada en su
correspondencia sugieren que sus éxitos no pudieron deberse a casualidades
afortunadas, y que poseía conocimientos de estrategia militar más avanzados
de los que debía tener por su formación.
Mediante el análisis de sus
hazañas bélicas se aprecia que Bolívar utilizaba los fundamentos de la
Planificación y Estrategia para elaborar sus operaciones y en
determinadas acciones demostró tener conocimientos de clásicos del arte de la
guerra aplicando tácticas como la del orden oblicuo del rey Federico II de Prusia,
formaciones romanas descritas por Tito Livio, puso en práctica los principios militares de Maquiavelo, era consciente de la importancia de la economía de fuerzas, hacía
análisis del terreno y del adversario y consideraba fundamental el uso de la Logística.
Dentro de la literatura militar
se sabe que Bolívar leyó Historias de Polibio y la Guerra de las Galias de Julio César pero además existen indicios suficientes para
creer que manejó los textos militares de Mauricio de Sajonia y del
Conde de Guibert. Sin embargo, se sabe casi con seguridad que no conoció las
obras de Montecuccoli hasta 1824, ni los estudios sobre Napoleón hasta cuando casi terminó sus campañas militares.
Todo esto da como resultado un
balance militar favorable a Bolívar ya que, a pesar de una supuesta escasa
formación militar puesta en entredicho, ha demostrado ser un auténtico líder
que dio la talla como estratega dotado de audacia e imaginación.
Bolívar desembarcó en el puerto
del Callao el 1 de septiembre de 1823 en el bergantín Chimborazo luego de que una comitiva enviada por el Congreso de la República del
Perú encabezada por José Faustino Sánchez Carrión
le enviara una invitación mientras estaba en Guayaquil, provincia cuya anexión a la Gran Colombia dispuso en julio
de 1822. A dicho recibimiento asistió el presidente José Bernardo de Tagle,
marqués de Torre Tagle, y su gabinete ministerial en Pleno. Al día siguiente de
su llegada, el Congreso lo nombra "suprema autoridad" y poco después
le encarga la dirección de la lucha contra el ejército realista disponiendo que
el mismo Torre Tagle debería rendirle
cuentas de sus acciones.
La primera acción de Bolívar fue
eliminar las fuerzas de José de la Riva Agüero,
quien fuera presidente del Perú antes
que Torre Tagle y se oponía a la llegada del Libertador, en Trujillo. Riva Agüero fue
apresado en noviembre de ese año pero logró escapar y se fue a Inglaterra. Mientras tanto, el primer Congreso Constituyente
que estaba próximo a proclamar la primera Constitución política del Perú emite una resolución señalando
que entrarán en suspenso las disposiciones de esa carta magna que sean
contrarias a las disposiciones y deseos de Simón Bolívar. La Constitución fue
jurada el 11 de noviembre de ese año
pero nunca entró en vigencia.
El ejército realista tenía el
control de la sierra central y el sur del país (actuales departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte,
luego de la derrota de Riva Agüero, las fuerzas del ejército unificado tenían
posesión de la costa central y norte, y de la sierra norte (actuales
departamentos de Piura, La Libertad, Ancash, Lima y Cajamarca). Ante ello,
siendo factible la posibilidad de que Lima
fuera invadida por fuerzas realistas (como en efecto lo fue tras el motín del Callao), Bolívar
decidió mudar su cuartel general al pueblo de Pativilca, 200 kilómetros
al norte de Lima.
Bolívar instruye a Torre Tagle que se acerque
a los mandos españoles acantonados en Jauja
para lograr una negociación con la finalidad de ganar tiempo para lograr
aumentar su ejército y ser capaz de vencer al realista (que en el manifiesto
tras la batalla de Junín, Bolívar
se jactaba de derrotar tras 14 años de triunfos contra los independentistas).
Torre Tagle cumple ese encargo pero, paralelamente, es acusado por Bolívar de
negociar con el Virrey La Serna la
expulsión del Libertador y obtener así la plenitud de su mandato.
Al margen de esas intrigas, el 5 de febrero de 1824, las tropas bolivarianas de las fortalezas
del Callao pertenecientes a la expedición libertadora, acaudilladas al mando de
un sargento de apellido Moyano, se levantan en motín del Callao
argumentando falta de pago a los soldados. Esa sublevación liberó a los presos
españoles que estaban recluidos en la Fortaleza del Real Felipe
y les entregó las instalaciones y las defensas del puerto. Las fuerzas
realistas ocuparon Lima el 29 de febrero, para más tarde replegar su
fuerza principal a la sierra central y sostener
una guarnición en el Callao, cuyas defensas quedaron bajo el
mando del militar español de José Ramón Rodil, en las
que se le refugiaron varias facciones patriotas, inclusive el mismo Torre Tagle que se quedaría
en la Fortaleza del Real Felipe donde murió al año siguiente en el sitio del Callao.
Ante la falta de respuesta del
presidente Torre Tagle, el Congreso lo depone
el 10 de febrero y entrega a Bolívar todo el poder político y
militar. Acto seguido, el Congreso se autoinmola y entra en receso hasta que el
Libertador lo convoque. Bolívar se convirtió en la única y máxima autoridad en
el Perú, nombrando como único Ministro General a José Faustino Sánchez Carrión.
Bolívar nombrado jefe supremo, volvió a Pativilca y ordenó el repliegue
generalizado del ejército unido a Trujillo y Huamachuco.
Desde Pativilca, Bolívar empieza
las acciones para aumentar el Ejército Unido Libertador del
Perú. Nombra como jefes principales del ejército unido a los
generales grancolombianos Sucre, Córdova y Lara. Ningún peruano formó parte del estado mayor siendo que
sólo el general José de La Mar estuvo a
cargo de la rama peruana del éjercito. Ello se debía a que el Libertador no
sentía aprecio por los peruanos tal como se muestran en diversas cartas que
envió.
Hiram Paulding, un
marino inglés escribió en sus notas de la bitácora que supuestamente Bolívar le
refirió sobre los peruanos "eran
unos cobardes y que, como pueblo, no tenían una sola virtud varonil. En suma
sus denuestos fueron ásperos y sin reserva... Luego me dijeron que siempre
solía hablar así de los peruanos", pero en recientes aclaraciones
se ha dejado entrever que estas aseveraciones tuvieron origen ante la lentitud
y demora de los peruanos al reaccionar por su emancipación, pero ésta
aseveración cae en total contradicción con la gallardía demostrada en la
batalla naval de El Callao, como hecho final que encumbró a la recién creada
nación peruana como una república.
Bolívar escribió instrucciones
precisas sobre todo lo referido a la arma del ejército, en sus cartas incluyó
instrucciones desde cómo hacer las correas y cómo herrar los caballos. Así
ordenó que los jefes militares tomaran del norte peruano los recursos
necesarios, la mayoría fueron obtenidos mediante amenaza y otros fueron
simplemente arrebatados de sus dueños. La orden de Bolívar respecto a utilizar
la riqueza que hubiere en las iglesias dio lugar a abusos y saqueos por parte
de los jefes militares grancolombianos.
Durante todo ese tiempo, la
guerra se desarrollaba en el mar. El almirante Martin George Guisse, jefe
de la escuadra peruana, destruyó los barcos de guerra españoles que asediaban
las costas peruanas, permitiendo que llegasen pertrechos y refuerzos desde Colombia y asediando constantemente la fuerza realista de
España en Perú; acantonada en el Callao bajo el mando de José Rodil.
El 2 de agosto, en la localidad pasqueña de Rancas, Bolívar pasa
revista al ejército que logró armar y que contaba 12.000 hombres listos para
acometer al ejército del virreinato del Perú, que desde principios de 1824
había quedado paralizado por la Rebelión de Olañeta. El 6 de agosto se dio la batalla de Junín donde la
caballería del ejército realista fue derrotada por primera vez en el Perú. El 9 de diciembre de ese año
se pone fin al virreinato del Perú mediante la victoria en Ayacucho.
Ya antes de la batalla de Ayacucho,
Bolívar había vuelto a nombrar un gabinete ministerial. Para ello mantuvo a José Faustino Sánchez Carrión
como ministro pero esta vez encargado de la Cancillería,
Hipólito Unanue a cargo
del Ministerio de
Hacienda y al militar grancolombiano Tomás Heres como Ministro de Guerra.
Su gobierno en el Perú se caracterizó por una gran represión contra el pueblo y
sus opositores a la par que ejerció una gran injerencia tanto dentro del recién
formado Poder Judicial y en la
elección del Congreso. No
obstante ello, el gobierno de Bolívar se caracterizó por la creación de
instituciones básicas dentro de lo que sería la organización del naciente
estado peruano.
El 10 de febrero de 1825, un año después de que el Congreso entrara
en receso, Bolívar lo convoca de nuevo. Este Congreso sesionó por un mes antes
de disolverse y dar por concluidas sus funciones el 10 de marzo. Durante este periodo, el Congreso autorizó la
salida de 6.000 soldados peruanos a la Gran Colombia, acordó la entrega de premios a los militares
vencedores y emitió una resolución desentendiéndose del futuro que escoja el Alto Perú.
El 20 de mayo de 1825, desde la ciudad de Arequipa, Bolívar convoca a elecciones para un Congreso
General que debería reunirse el 10 de febrero del año siguiente. Sin embargo, ese día no se
pudo inaugurar el nuevo congreso ya que el Libertador no estaba conforme con la
incorporación de algunos diputados como Francisco Xavier de Luna
Pizarro quien fue electo por el departamento de Arequipa.
Recién en el mes de abril se logra reunir el Congreso pero sus sesiones
preliminares fracasan ya que el gobierno declaró no válidos los poderes de los diputados de Arequipa, Lima, Cusco y otras provincias.
El 26 de mayo de 1826, el gobierno retira a los municipios el
derecho de elegir a sus autoridades y poco después decreta que los prefectos
convoquen a los colegios electorales de las provincias para que, cada una,
apruebe directamente la Constitución Vitalicia elaborada por Simón Bolívar que lo
nombraba como Presidente Vitalicio.
El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarca en el bergantín "Congreso" con dirección a Colombia dejando en el Perú un "Consejo de Gobierno"
cuya misión era lograr la vigencia de la Constitución Vitalicia. Bolívar no
regresaría más al Perú. El Consejo de Gobierno no logró que la Corte Suprema del Perú
apruebe la Constitución Vitalicia y el nombramiento de Bolívar como Presidente
Vitalicio por lo que recurrió al Cabildo de Lima
que, presionado, dio validez a las actas de los colegios electorales y luz
verde a la promulgación de la Constitución.33 Esta constitución sólo tuvo vigencia hasta el 26 de enero del año siguiente cuando cae el Consejo de
Gobierno y se convocan nuevas elecciones.
Durante su gobierno, Bolívar dio
cumplimiento al acuerdo de "reposiciones" del ejército
grancolombiano, en virtud de los cuales se debía reponer a éste las bajas que
sufriera durante las batallas libradas en el Perú, no sólo por muertes en campo de batalla sino también por deserciones y enfermedad.
Para ello, el Libertador ordenó el reclutamiento forzoso de peruanos para la
formación de tropas y su posterior envío a Venezuela, ello se dio mientras se mantenían en el Perú las
tropas grancolombianas.
El Libertador restituyó el
Tributo indígena estableciendo su "reducción al monto que se pagaba en
1820", contribución que debían pagar los indígenas peruanos por el sólo
hecho de ser indígenas. José de San Martín había abrogado esa contribución el 27 de agosto de 1821
por lo que la norma no hizo sino reinstaurar un pago ya proscrito. Por otro
lado, prohibió la mita y se garantizó como en las otras naciones recientemente
independizadas la libertad de vientres, con
la cual se garantizaba que los hijos de esclavos que sirvieran y se
circunscribiesen y tuvieran en embarazo a sus esposas los hijos de estas
uniones nacerían libres, y aquellos soldados que en anterioridad fuesen esclavos, se les concedería su libertad, como recompensa por
sus leales servicios a la causa libertadora.
En el ámbito de la organización
del Estado, Bolívar reemplazó el 6 de marzo de 1824 la "Alta Cámara de Justicia" que
había reemplazado, por orden de San Martín, a la Audiencia de Lima. Esta
Cámara dio origen a la Corte Superior de Lima y,
luego de la batalla de Ayacucho, dio
lugar a la Corte Suprema de Justicia.
Bolívar nombró como presidente de ésta a Manuel Lorenzo de Vidaurre, quien dejó
varios escritos altamante halagüeños hacia el Libertador. Sin embargo, tal como
pasó en el juicio que se llevó adelante por el asesinato de Bernardo de Monteagudo
donde Bolívar interrogó directamente a los sospechosos y estableció sus
condenas, el Libertador ejercía directa injerencia en la Corte Suprema. También
creó la Corte Superior de Justicia de
Trujillo, la Corte Superior de Justicia de
Arequipa y la Corte Superior de Justicia del
Cusco.
Bolívar creó varios importantes
colegios nacionales como el Colegio Nacional de Ciencias
y el colegio Educandas en el Cusco, instituciones que fueron conocidas como
los colegios bolivarianos.
Igualmente fundó el Diario Oficial El Peruano,
gaceta oficial del Estado Peruano. Expidió la primera Ley de Imprenta que logró
reprimir toda fuente escrita que lo desfavoreciera. El reglamento de esa ley
condenaba a seis años de prisión a los autores de los escritos que el gobierno
considerase como subversivos y prohibía las sátiras contra disposiciones
gubernamentales.
Dentro de las finanzas peruanas,
el gobierno de Bolívar realizó dos actos principales. En primer lugar, se
establecieron las recompensas para el ejército unificado, cuyo pago estuvo a
cargo del Estado Peruano hasta mediados del siglo XIX y se negoció un empréstito con Inglaterra del que sólo se recibió el 25% del capital y se
tuvo que pagar el íntegro mas intereses. Bolívar recibió un país quebrado y su
administración no mejoró ese punto.
Durante su gobierno se ejerció
represión contra sus principales opositores. Así, se dispuso el destierro de Francisco Xavier de Luna
Pizarro y de Mariano Necochea, el
encarcelamiento del Almirante Martín George Guisse, los hermanos Ignacio y Francisco-Javier
Mariátegui y varios militares chilenos y argentinos así y la ejecución de personajes como el ministro
de Torre Tagle, Martín
Beringoaga. Adicionalmente se tendió un manto de suspicacia respecto del
asesinato de Bernardo Monteagudo.
Si bien Bolívar había dispuesto
la anexión de la provincia de Guayaquil
a la Gran Colombia en 1822 (lo que inició la disputa territorial entre Perú y
Ecuador), en 1825 dispuso la secesión del Alto Perú y la creación de la República Bolívar.
El 6 de agosto de 1825 Sucre creó el Congreso del Alto Perú en el cual creó la República de Bolivia en honor de Bolívar. La Constitución de 1826, aunque
nunca fue usada, fue escrita por Bolívar mismo. También en 1826 Bolívar convocó
al Congreso de Panamá, la
primera conferencia hemisférica.
Cuando iba camino de Venezuela,
llamado por el estallido de la sublevación de la Cosiata, que había tenido lugar el 30 de abril de 1826, en
Perú le nombraron presidente vitalicio el 30 de noviembre de ese año, pero el
Libertador no aceptó. Siendo nombrado Presidente de Perú el general Andrés de Santa Cruz el 28
de enero de 1827.
Pero a partir de 1827
debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución,
explotaron conflictos políticos que terminaron por destruir las perspectivas de
una unión sudamericana por la cual Bolívar había luchado.
Ya en Venezuela, indultó a los
comprometidos en la Cosiata y el 1 de enero de 1827 sostuvo en el cargo de jefe superior civil
y militar a Páez. Reformó los
estatutos de la Universidad de Caracas (actual Universidad Central de
Venezuela) y se dirigió a Santa fe de Bogotá el 5 de julio siguiente para convocar una convención
que debía crear una nueva constitución y el restablecimiento de la concordia
nacional después de las batallas contra los españoles y las discordias entre
los partidos. Bolívar no regresó nunca a Venezuela.
La convención se reunió en Ocaña el 9 de abril de 1828, desde el comienzo de la reunión, los
asistentes se dividieron en tres fracciones: la primera estaba dirigida por el
general, Francisco de Paula Santander,
Vicepresidente de la Gran Colombia que defendía una concepción federalista del gobierno; la segunda, capitaneada por el
propio Simón Bolívar, abogaba por un gobierno Central; y, por último, una tercera, la de los independientes,
en la cual militaban Joaquín Mosquera y los
indefinidos. La Convención fracasó porque ninguna de las propuestas para una
nueva constitución fue aceptada; por esa razón, los seguidores de Bolívar
resolvieron ausentarse de Ocaña el 10 de junio de 1828 y la reunión se quedó sin el quórum
reglamentario.
Creyendo que mediante su acción
podría imponer el orden y mantener la unión de la Gran Colombia, Bolívar se
declaró a sí mismo dictador el 27 de agosto de 1828, mediante el Decreto Orgánico de la
Dictadura y queda abolida la Vicepresidencia de la República.
El 25 de septiembre de 1828, en Bogotá, se llevó a cabo un atentado contra su vida, conocido
como la Conspiración Septembrina,
de la cual resultó ileso gracias a la ayuda de su compañera sentimental, Manuela Sáenz, quiteña que recibió en 1821 la orden de "Caballeresa del Sol"
del general José de San Martín y que a
raíz del suceso con Bolívar fue llamada por él: "La Libertadora del
Libertador". Bajo la ventana de la residencia de Bolívar, frente al actual
Teatro Colón, por donde
realizó su escape, fue puesta una placa con la inscripción del cuadro lateral.
Bolívar inicialmente intentó
perdonar a los que fueron considerados como conspiradores, miembros de la
facción "santanderista". Eventualmente se decidió someterlos a la
justicia marcial, después de la cual debieron ser fusilados los acusados de ser
los directos implicados, algunos sin que quedara plenamente establecida su responsabilidad.
El mismo Francisco de Paula Santander,
quien había sabido con antelación de la conspiración y no se había opuesto
directamente a ella por sus diferencias con Bolívar, partió al exilio.
Después de los hechos, Bolívar
siguió gobernando en un ambiente enrarecido, acorralado por disputas
fraccionales y sufriendo de tuberculosis. Las revueltas continuaron.
Perú se declaró en contra de Bolívar y su Presidente José de La Mar invadió Guayaquil mas fue vencido por Antonio José de Sucre en
la batalla de Tarqui el 27 de febrero de 1829.
Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de 1830 y José Antonio Páez ocupó la
presidencia de ese país desterrando a Bolívar.
Bolívar dimitió de la presidencia
el 20 de enero de 1830 en el Congreso Admirable pero
esta no fue aceptada hasta el 4 de mayo de 1830 concediéndosele una pensión de
3.000 pesos anuales.
Solo y desengañado, Bolívar
emprendió un viaje destinado hacia Jamaica y Europa pero su enfermedad se lo impidió, y
hubo de acogerse a la amistad y protección de un español, don Joaquín de Mier y
Benítez, que lo invitó a quedarse en la Quinta de San Pedro Alejandrino,
cerca de la ciudad de Santa Marta, en el
departamento del Magdalena.
El 8 de mayo de 1830, Bolívar partió de Bogotá acompañado de un
grupo de amigos y políticos con solo 17 mil pesos producto de la venta de su
vajilla de plata, sus alhajas y sus caballos. El vicepresidente de Colombia Domingo Caicedo le envía a Bolívar su pasaporte, pues éste
tenía la intención de volver a Europa. En junio llega a Cartagena donde los
lugareños le animan a seguir luchando, mientras que en Bogotá continúa la
campaña en su contra. El 1 de julio el general Mariano Montilla
le informa al Libertador del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho,
noticia que desilusiona tremendamente a Bolívar. A fines del mes vio publicada
en la prensa la resolución del Congreso venezolano de romper relaciones con
Colombia mientras el Libertador permanezca en suelo colombiano. El agravio
devoró la salud de Bolívar y sus seguidores le convencen a no partir de
Colombia.
Bolívar llegó a Santa Marta en estado de postración el 1 de diciembre de 1830 tras una penosa travesía por el río Magdalena desde Bogotá y a pesar del buen clima y las
atenciones recibidas, su salud empeoró a los pocos días, teniendo algunos
momentos de lucidez que le permitieron dictar su testamento y su Última proclama,
donde un Bolívar gravemente enfermo clamó porque su muerte por lo menos
permitiera la consolidación de la unión y la desaparición de los partidos.
Finalmente El Libertador Simón
Bolívar fallece el 17 de diciembre de 1830,
a los 47 años de edad. A la una y tres
minutos de la tarde murió el sol de Colombia, según rezó el comunicado
oficial.
Poco después de su fallecimiento,
la Gran Colombia, que estaba en degeneración debido a las disputas políticas
internas que fragmentaron el orden constitucional, fue reconocida legalmente
como disuelta en 1831 con el establecimiento de las tres repúblicas de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, que quedarían bajo el liderazgo e
influencia del neogranadino Francisco de Paula Santander
(al regresar del exilio), el venezolano José Antonio Páez y de Juan José Flores en
Ecuador, respectivamente.
Los
despojos mortales de Bolívar recibieron cristiana sepultura en el altar mayor
de la suntuosa Catedral Basílica de Santa Marta y allí permanecieron hasta el
22 de noviembre de 1842, cuando fueron exhumados para trasladarlos a su país de
origen Venezuela, cumpliéndose así el mandato de su testamento.
Sus restos llegaron a Caracas el
16 de diciembre de 1842 en medio de una gran conmemoración oficial y fueron
inhumados en la cripta de la Santísima Trinidad de la Catedral de Caracas,
santuario de mucha advocación de la familia Bolívar, que guarda las cenizas de
sus padres, de sus dos hermanas y de la que fuera su esposa. Allí permanecieron
en medio de plural satisfacción, hasta el definitivo traslado al Panteón Nacional, el
28 de octubre de 1876, durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco.
En 1947
el constituyentista Andrés Eloy Blanco pidió
ante el Congreso
que los restos de Bolívar no debían estar en un sarcófago en un material tan
innoble como el plomo. En 1972 fue abierto el sarcófago (no la urna que
contiene sus restos) y ésta se cubrió con una bandera de Venezuela elaborada en
Gran Bretaña.
El 16 de julio de 2010, los restos mortales de Bolívar fueron
exhumados por orden del gobierno venezolano de Hugo Chávez para su análisis y tratar de comprobar si en
realidad murió por causas naturales o fue asesinado. También se realizarán
pruebas de ADN. Asimismo, fue cambiada la urna de plomo por otra hecha de metacrilato sellada al
vacío con detalles en oro y ésta fue colocada dentro de otra urna hecha de
madera de cedrillo llanero,
árbol maderero oriundo de Venezuela, con un escudo de oro. A partir del día 24 de julio de 2010, una nueva bandera de la República
Bolivariana de Venezuela, bordada por mujeres en siete zonas diferentes del
país, cubre los restos mortales de Simón Bolívar.
El 15 de julio de 2011, la unidad Criminalística del Ministerio Público de Venezuela
que exhumó los restos de Bolívar informó que la causa de muerte no fue tuberculosis como lo diagnosticó el médico que lo atendió en
1830 sino un trastorno hidroelectrolítico,
Otras fuentes oficiales indicaban que la causa de la muerte no pudo
determinarse.49 El vicepresidente Jaua declaró que en los huesos no
se encontraron rastros de tuberculosis crónica, aunque no descarta una
“tuberculosis sistémica mucho más virulenta” que no habría llegado a penetrar
los huesos.
En general, Bolívar tuvo que
compaginar en muchas ocasiones las obligaciones políticas con las militares por
lo que muchas veces se ven entremezcladas entre sí. Sin embargo, la
trascendencia de sus ideales políticos ha desembocado en un culto al personaje,
vigente en muchas naciones latinoamericanas que se consideran herederas de su
obra.
Su obra política ha sido
analizada principalmente a través de la copiosa correspondencia, informes y
discursos que realizó a lo largo de su vida. Así, el Manifiesto de Cartagena,
la Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura
están consideradas sus principales exposiciones políticas.
La gran cantidad de bibliografía
bolivariana contrasta con la monotonía interpretativa y la infiltración de
anécdotas que han servido para estructurar el culto bolivariano. Son pocas las
obras históricas de carácter crítico sobre la vida y obra de Simón Bolívar. El
romanticismo literario ha tenido mucho que ver con este proceso de idealización
realizado por escritores que no eran historiadores y que crearon al principio
la corriente de culto a Bolívar.
La figura y pensamiento de
Bolívar han sido evocadas en América Latina por distintas corrientes políticas
para defender sus ideas y proyectos, que van desde la extrema izquierda hasta
la extrema derecha. La sacralización de la figura de Bolívar es, sin embargo,
muy notable en Venezuela, siendo utilizada por los
gobiernos de turno para justificar y blindar sus proyectos. Son notorios los
esfuerzos realizados en este sentido por el presidente Hugo Chávez, quien ha
intentado conferir a la figura de Bolívar un carácter sagrado, haciendo de él
un ser perfecto, intachable, lleno de virtudes e intocable.
El historiador Germán Carrera Damas ha
descrito el proceso de formación del culto a la personalidad de Simón Bolívar.
Otro historiador venezolano, Manuel Caballero, también dedicó varias obras a analizar la
propagación de ese culto para fines políticos por parte de diversos grupos en
Venezuela y fuera de ella.
Ya Páez, pese a sus conflictos
con Bolívar, usó su figura para unificar a la población bajo su mando. Durante
mucho tiempo numerosos parlamentarios venezolanos se habían negado a rendir
culto a Bolívar. Recién el 30 de abril de 1834 los congresistas en tordo a Páez
consiguieron aprobar un decreto que permitía el culto al llamado Libertador. El
decreto estipulaba, además, que Bolívar 'regresase' al congreso, al menos en
forma de estatuas de mármol.
El 30 de abril de 1842 José Antonio Páez firmó un
decreto en el que, entre otras cosas, se ordenaba repatriar los restos de
Bolívar, llevar luto por ocho días si se era empleado público, celebrar un aniversario
fúnebre en toda capital de provincia y dar días de luto a todos los empleados.
Además, se ordenaba erigir efigies de Bolívar en todos los salones del Congreso
y del Ejecutivo.
Páez no consiguió cambiar el
nombre de Caracas por el de Ciudad Bolívar. Angostura sí recibiría este nombre
en 1846.
El historiador Damas habla de una
concepción teológica de la historia
en la que se veía a la Independencia como obra titánica de un solo hombre. El
historiador alemán Norbert Rehrmann comenta: en los primeros años de la reconstrucción
eran evidentes las ventajas de semejantes visiones. Después de todo, a todos
los que iban contra estos mandamientos, los amenazaba el castigo del creador,
aunque fuese en la forma de sus representantes en la tierra.
Guzmán Blanco fue el segundo
caudillo después de Páez que volvió a aumentar el culto a Bolívar. Se introdujo
la moneda de El Libertador, que luego se llamaría Bolívar. Guzmán Blanco, que
quería afianzar el centralismo, renombró la plaza mayor 'Plaza Bolívar' y encargó
en Italia una estatua ecuestre de Bolívar para que ocupara el centro de ese
espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario